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comentarios:
Anónimo
on
2 de mayo de 2008, 7:23
bien bien,me encanta ese formato,pero, gran detalle "errázuris", como escribiste tu es ERRÁZURIZ, es que estamos estudiando periodismo po, he ahí el afán porque no se cometan ese tipo de errores; de todas manera muy entretenida la ciber-revista
Anónimo
on
2 de mayo de 2008, 8:02
además, el corte no fue en Chacabuco, fue en Yungay. Que extraño que JUSTO se llevaron al Ñaño, o no?
Anónimo
on
2 de mayo de 2008, 9:38
Muy buenas las iniciativas informativas que se llevan a cabo en las distintas paginas de las carreras, ahora seria bueno que mostraran el desarrollo de la represion con gases en el IBC el miercoles 30 de abril...
Donde Tambien cerca de 10 pacos de fuerzas especiales entraron, dispararon Bombas lacrimogena (desde el interior del edificio). Ponganse en contacto con el departamento de prensa de la pucv, ellos poseen videos que evidencian esta accion ya que despues de desalojar el edificio y sacar a nuestros compañeros mas afectados, llegaron el lugar y grabaron..
La tiranía política, que somete los cuerpos y vulnera los derechos, es visible y, por ello, fácil de combatir. No puede dejar de ser reconocida. Y reconocer un mal es el primer paso para remediarlo. Pero junto a ella, o por debajo de ella, existe otra tiranía, aparentemente menos devastadora pero a la larga más peligrosa, pues va dirigida sutilmente contra las almas y las conciencias. Su naturaleza es antiespiritual e inmoral. Es una dictadura invisible que se apodera de las almas para degradarlas y envilecerlas. Y eso, en nombre de la liberación, la democracia y la cultura. Contra ella es difícil combatir porque apenas es posible dar ese primer paso que consiste en proclamar su existencia. Nada grande le es regalado al hombre. Toda grandeza es terreno de conquista. Cuando el envilecimiento ejerce su dominio, sólo queda «la emboscadura» (Jünger). La salvación sólo puede proceder de una minoría de solitarios emboscados, resistentes contra la bellaquería triunfante. Como Swift afirmó, la educación es la experiencia de la grandeza. Hoy, por el contrario, parece ir orientada hacia la negación de la posibilidad de toda grandeza. Todo tiene igual valor; luego, nada hay verdaderamente valioso. La educación materialista extirpa de la conciencia humana lo mejor que hay en ella, lo que le permite resistir y esperar: la creencia en su inmortalidad. Su trabajo consiste en reducir la trascendencia a la condición de superstición. La sabiduría es suplantada por el itinerario hacia la degradación. La cultura es identificada con los ídolos de la tribu mayoritaria, previamente envilecida. Ante este estado de cosas, la esperanza de salvación reside en la obra solitaria de los grandes, en la fraternidad de una minoría de emboscados que saben que el espíritu dominante es cualquier cosa menos espíritu. Los clásicos trataron del derecho de resistencia contra la tiranía política. En nuestro tiempo, es preciso reivindicar la resistencia contra la tiranía cultural mayoritaria. No es sólo un derecho; es también un sagrado deber. Es la tarea de los conspiradores contra la falsa cultura de masas. Pero es más fácil luchar contra los grilletes físicos que contra los morales de este nuevo Leviatán de la opinión pública, más poderoso y sutil que el viejo. No existe ni ha existido otra aristocracia que la que protege al pueblo del miedo, poniéndose ella misma en peligro, a la intemperie. Pero cada vez resulta más insólita la existencia de hombres libres de espíritu frente a la apoteosis de esclavos felices, de inconscientes prisioneros de la caverna. La primera obra de misericordia consiste en enseñar al que no sabe. Pero su cumplimiento es imposible si antes no se muestra que no sabe al que no sabe y cree saber. Lo primero es inculcar la conciencia de lo que falta. Hoy abundan los que se esfuerzan en enseñar lo que ya se sabe. Apenas hay quienes enseñan lo que no se sabe. Acaso viven, conjurados, ocultos y emboscados, esperando la inexorable hora favorable. ¡No tengáis miedo! No tengáis miedo de los que pueden matar el cuerpo, sino de quién puede matar el alma para la eternidad.
5 comentarios:
bien bien,me encanta ese formato,pero, gran detalle "errázuris", como escribiste tu es ERRÁZURIZ, es que estamos estudiando periodismo po, he ahí el afán porque no se cometan ese tipo de errores; de todas manera muy entretenida la ciber-revista
además, el corte no fue en Chacabuco, fue en Yungay.
Que extraño que JUSTO se llevaron al Ñaño, o no?
Muy buenas las iniciativas informativas que se llevan a cabo en las distintas paginas de las carreras, ahora seria bueno que mostraran el desarrollo de la represion con gases en el IBC el miercoles 30 de abril...
Donde Tambien cerca de 10 pacos de fuerzas especiales entraron, dispararon Bombas lacrimogena (desde el interior del edificio). Ponganse en contacto con el departamento de prensa de la pucv, ellos poseen videos que evidencian esta accion ya que despues de desalojar el edificio y sacar a nuestros compañeros mas afectados, llegaron el lugar y grabaron..
Que esto se sepa!!!.
Lo que se nos pasó (también somos humanos):
-En el boletín se habla de calle Chacabuco pero fue calle Yungay.
-Dice "Errázuris" en vez es "Errázuriz"
La tiranía política, que somete los cuerpos y vulnera los derechos, es visible y, por
ello, fácil de combatir. No puede dejar de ser reconocida. Y reconocer un mal es el
primer paso para remediarlo. Pero junto a ella, o por debajo de ella, existe otra
tiranía, aparentemente menos devastadora pero a la larga más peligrosa, pues va
dirigida sutilmente contra las almas y las conciencias. Su naturaleza es antiespiritual
e inmoral. Es una dictadura invisible que se apodera de las almas para degradarlas
y envilecerlas. Y eso, en nombre de la liberación, la democracia y la cultura. Contra
ella es difícil combatir porque apenas es posible dar ese primer paso que consiste en
proclamar su existencia.
Nada grande le es regalado al hombre. Toda grandeza es terreno de conquista.
Cuando el envilecimiento ejerce su dominio, sólo queda «la emboscadura» (Jünger).
La salvación sólo puede proceder de una minoría de solitarios emboscados,
resistentes contra la bellaquería triunfante. Como Swift afirmó, la educación es la
experiencia de la grandeza. Hoy, por el contrario, parece ir orientada hacia la
negación de la posibilidad de toda grandeza. Todo tiene igual valor; luego, nada hay
verdaderamente valioso. La educación materialista extirpa de la conciencia humana
lo mejor que hay en ella, lo que le permite resistir y esperar: la creencia en su
inmortalidad. Su trabajo consiste en reducir la trascendencia a la condición de
superstición. La sabiduría es suplantada por el itinerario hacia la degradación. La
cultura es identificada con los ídolos de la tribu mayoritaria, previamente envilecida.
Ante este estado de cosas, la esperanza de salvación reside en la obra solitaria de
los grandes, en la fraternidad de una minoría de emboscados que saben que el
espíritu dominante es cualquier cosa menos espíritu. Los clásicos trataron del
derecho de resistencia contra la tiranía política. En nuestro tiempo, es preciso
reivindicar la resistencia contra la tiranía cultural mayoritaria. No es sólo un
derecho; es también un sagrado deber. Es la tarea de los conspiradores contra la
falsa cultura de masas. Pero es más fácil luchar contra los grilletes físicos que contra
los morales de este nuevo Leviatán de la opinión pública, más poderoso y sutil que
el viejo.
No existe ni ha existido otra aristocracia que la que protege al pueblo del miedo,
poniéndose ella misma en peligro, a la intemperie. Pero cada vez resulta más
insólita la existencia de hombres libres de espíritu frente a la apoteosis de esclavos
felices, de inconscientes prisioneros de la caverna. La primera obra de misericordia
consiste en enseñar al que no sabe. Pero su cumplimiento es imposible si antes no
se muestra que no sabe al que no sabe y cree saber. Lo primero es inculcar la
conciencia de lo que falta. Hoy abundan los que se esfuerzan en enseñar lo que ya
se sabe. Apenas hay quienes enseñan lo que no se sabe. Acaso viven, conjurados,
ocultos y emboscados, esperando la inexorable hora favorable.
¡No tengáis miedo! No tengáis miedo de los que pueden matar el cuerpo, sino de quién
puede matar el alma para la eternidad.
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